Un antisemita entra en un bar y ve a un judío sentado leyendo el periódico.
En voz alta dice:
—Invito a todos los que están en el bar a una cerveza, menos a ese judío de mierda.
El camarero sirve las diecinueve cervezas y se las cobra.
El antisemita, picado porque el judío ha esbozado una sonrisa, dice en voz aún más fuerte:
—Os invito también a todos a un plato combinado, menos a ese judío de mierda.
El camarero sirve los diecinueve platos combinados y se los cobra.
Al observar el antisemita que la sonrisa del judío es todavía mayor, se vuelve hacia el camarero y le pregunta:
—¿Ese judío es tonto o qué?
—No, señor.
—Entonces, ¿por qué se ríe?
—Porque es el dueño del bar.
